Carta abierta de disculpas a Megan Fox

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Volvió Megan Fox al centro del ojo público. Desapareció por un tiempo y ahora, cómo convocada para absolvernos de nuestros pecados, hizo su regreso triunfal.

Pero, ¿qué fue lo que le pasó? La respuesta es, una vez más y por desgracia, misoginia. Porque no sé si recordarás la campaña de difamación que tuvo que atravesar Megan veinte años atrás.

En los medios se la trataba de pword, de mala actriz, de diva, de garca, incluso llegaron a decirle que era mala madre. Y todo porque fue hiper sexualizada por la industria desde muy joven.

Megan Fox en Transformes (2007)

Su reputación terminó de destruirse luego de que, durante una entrevista, dijera que el director de Transformers, Michael Bay, era como un dictador. Declaró que él se creía Hitler y que quería a todo el mundo siguiendo sus órdenes. Esa entrevista hizo que el mismísimo Steven Spielberg, productor de la saga, decidiera separarla de la producción y que los medios la trataran de desagradecida por no valorar a quien le había dado su carrera.

Así, lentamente, Megan Fox dejó de ser vista en el cine. Aunque participó en algunas películas más, en la mayoría fue un personaje secundario y después pasó a proyectos televisivos más pequeños.

Años más tarde salió a la luz una entrevista en donde Megan Fox le contaba a Jimmy Kimmel que Michael Bay la había hecho bailar abajo de un chorro de agua en bikini para una película. A todo esto, ella tenía 15 años.

«Es una especie de microcosmos de cómo funciona la mente de Bay», expresó la actriz. Kimmel le contestó: «Sí, eso es realmente un microcosmos de cómo funcionan todas nuestras mentes», entre risas.

Este fragmento de entrevista dio inicio a la campaña de disculpas públicas a Megan Fox en donde las redes sociales se llenaron de frases cómo “en una época la odiaba y no entiendo bien por qué”.

Antes de ir a quemarle la casa al director en cuestión, vamos a aclarar que, Megan explicó en su cuenta de Instagram que Bay no la había sexualizado en ningún momento. Que algunos detalles de los eventos se habían perdido, dándole un tinte perverso a la historia que no tenía realmente.

Sin embargo, sí confirmó que sufrió abusos a lo largo de su carrera pero que prefiere callarse y “dejarlos guardados en los recovecos fragmentados de su corazón”.

Si pasó o no pasó, el por qué Megan salió a defenderlo o qué la llevó a contar esa historia originalmente, no lo sabremos nunca. Lo que sí sabemos, es que Hollywood tiene la tendencia a engrandecer mujeres para después destruirlas.

La situación se daría más o menos así:

Una mujer socialmente atractiva entra en la industria. La ponen a trabajar en roles en donde interpreta a la femme fatale, la rompe corazones, la bomba sexual inalcanzable que todos quieren poseer. De a poco, con cada rol, la van encasillando en ese lugar. Su cuerpo y su vida se ven expuestos y sobreexplotados en los medios, en donde se discute si es muy linda, muy fea, muy joven o lo que sea.

Pero, llega un punto en el que ya «no nos sirve más». Porque apareció una más joven, porque envejeció, porque engordó, porque se mostró agresiva con alguien que no respetó su intimidad -insert paparazzis o periodistas- o, tal vez, porque no se quiso acostar con el director del momento.

Megan Fox en Jennifer’s Body (2009)

Otra variación puede ser que decide aprovechar el lugar de objeto sexual que le adjudicaron y entonces empieza a explotar su sexualidad para su propio beneficio. Y Dios no permita que una mujer sepa que está buena y lo use a su favor.

Ahí en todos lados comienza la persecución. Se analiza y critica cada centímetro de piel, cada paso que da, cada gesto que hace o palabra que dice. Así, la industria más los medios más los fans la tiran del pedestal en donde ellos mismos la pusieron.

Titular de revista en donde se habla de Britney y que tal vez es «muy sexy».

De ser “la mujer de los sueños” pasa a ser la histérica, la loca, la puta.

Exactamente esto vivió Megan, porque no nos olvidemos que su carrera arrancó cuando ni siquiera había alcanzado la mayoría de edad. Pero ya en todos lados la tildaban de “mujer fácil” (por no decir otra cosa).

Cuando participó en la película “Jennifer´s Body”, la gente llegó hasta escupirla cuando se la cruzaban. Contó que todos los productores con quienes trabajaba en el momento la tenían super sexualizada y que llegó a tener crisis psicológicas por lo que vivía.

No podía salir a la calle sin que la atacaran.

“Yo hablaba y decía ‘Hey, me está pasando esto y no está bien’. Y todo el mundo me decía ‘Andá a cagar, no nos interesa. Vos te lo mereces por cómo hablas, cómo te ves, como te vestís y por los chistes que haces”,

relató durante una entrevista con The independent.

La triste realidad es que, además de Megan Fox, tenemos que extender la lista de mujeres a quienes les pedimos disculpas.

Miley Cyrus twerking en los Mtv Awards (2013)

Porque Angelina Jolie, Britney, Cristina Aguilera, Madonna, Millie Bobbie Brown, Marilyn Monroe, Miley Cyrus y muchas más, vivieron exactamente lo mismo.

Entonces, la próxima vez que sientas el impulso de criticar a una mujer en base a algo que leíste en los medios, frená y preguntate ¿de quién es realmente la culpa?

Cómo el drama de Khloé Kardashian expuso estándares de belleza inalcanzables

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La tercera hermana del clan Kardashian armó otro revuelo en las redes por una foto filtrada, el uso de photoshop y una carta muy emotiva sobre lo mal que la pasa. 

Hace unos días una asistente de Khloé compartió una foto en donde ella está parada usando una bikini. El tema es que no estaba autorizada esta publicación. Simplemente porque no tenía ninguna edición (en realidad sí tiene, pero poco). Su equipo enloqueció e intentaron bajarla de internet porque a ella no le gustó cómo salió. En Twitter, obviamente, la mataron diciendo que era una pavada y que dejara de intentar ocultar cómo es su cuerpo. 

La foto de Khloé que se publicó por error.

Khloé hizo lo siguiente: realizó un vivo en donde mostró su cuerpo, sacó screenshots y armó un posteo con esas capturas. A eso le sumó un texto muy emotivo hablando sobre lo mucho que sufrió siendo la “hermana fea”, diciendo que ya no quiere adaptarse a los moldes de otros y que va a seguir subiendo fotos como se le cante. Lo terminó con un mensaje muy hermoso para sus fans. Recordándoles que son únicos y perfectos, que vivan su vida sin amoldarse y que lo importante es ser fiel a unx mismx.

Ahora, vamos por partes. 

Ser la “hermana fea y gorda” 

Desde que saltaron a la fama gracias al reality Keeping Up With The Kardashians, Khloé fue siempre comparada con sus hermanas. La juzgaban por ser más gorda que ellas, por ser diferente e incluso se llegó a decir que era adoptada. 

Familia Kardashian Jenner.

Uno de los problemas más grandes del mundo del espectáculo es la exposición constante. Los cuerpos y la vida de los famosos son tomados como debate público y eso tiene severas consecuencias en la salud mental. Nunca nada es suficientemente bueno. 

“Por más de diez años, en las fotos cada pequeña imperfección fue hiper analizada y se burlaron hasta del más pequeño detalle y todos los días el mundo me lo recuerda”,  

escribe KK en su posteo.

En una sociedad en donde la belleza y el físico de las mujeres se sigue considerando cómo el valor principal, la presión de cumplir esos estándares a rajatabla puede convertirse en una carga muy pesada para la salud mental

Pero -porque siempre hay un pero- las Kardashian son reconocidas por haber construido su imperio y su marca en base a sus cuerpos. Eso no es gratis. Todo tiene consecuencias. 

Hacerse cargo 

Lxs usuarixs viven bombardeadxs de imágenes de cuerpos alterados para encajar en un estándar de belleza que es casi imposible de alcanzar. Según un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, “las personas que más tiempo pasan en redes sociales tienen más problemas con su imagen y sus hábitos de consumo”.

“En el marco de querer lograr el cuerpo de esa modelo, los estándares de belleza y la perfección física que postulan las influencers de la moda o las costumbres aconsejadas por periodistas con alta tendencia fanática, aparecen rígidas inclinaciones alimentarias”, expresó la especialista en Nutrición Virginia Busnelli en una entrevista de Infobae.

No es la primera vez que las Kardashians son criticadas por publicar fotos extremadamente photoshopeadas. Sumado a esto, en varias ocasiones publicitaron productos para la pérdida de peso que luego se comprobó que generaban complicaciones médicas.  

Y sí, cada uno publica lo que quiere. Khloé Kardashian tiene la absoluta libertad de compartir todo lo que quiera. Eso no significa que deba hacerlo. El problema no es que ella haya bajado de peso. El tema es que no es honesta con el proceso ni en cómo es realmente su cuerpo y eso pone en riesgo a sus fans. Sabiendo que tiene una gran base de seguidores, debería ser más responsable con sus mensajes.

Uno de los tantos casos en donde Khloé llevó la edición un poco lejos.

El cuerpo que tiene hoy en día lo ganó gracias a horas de rutinas de ejercicio monitoreadas por especialistas, dietas estrictas administradas por profesionales y chefs privados, aplicación de técnicas cosmetológicas y cirugías plásticas. Es decir, le costó muchos dólares y muchas horas de su vida. Poder dedicarle plata y tiempo a tener un cuerpo que se adapte perfecto a los estándares sociales de belleza es un privilegio. 

No está mal que lo comparta, está mal que siga reproduciendo una narrativa dañina. No siendo honesta sobre su cuerpo ni sobre su forma de alcanzarlo. Porque no todas las personas tienen el mismo metabolismo, la misma contextura y mucho menos la misma cantidad de tiempo o plata que Khloé. Esto lleva a un ciclo de comparación, intento y frustración constantes que van minando el autoestima. 

La falta de responsabilidad a la hora de comunicar puede destruir más de una vida


Recomendaciones de FOMO

Las directioners tenían razón

Música

El dúo irlandés, Jedward, realizó un descargo en Twitter denunciando a Simon Cowell y a la industria musical por maltratar y explotar a sus artistas.

No es noticia para nosotros que Simon Cowell no es de las mejores personas con quien trabajar. Tampoco es noticia que mantenía a los chicos de sus boy bands con las correas bastante ajustadas, básicamente porque las directioners vienen odiándolo por hacerle eso a One Direction hace años.

Una de las principales causas es “Larry”, el shippeo entre Harry Styles y Louis Tomlinson. Como todo shippeo, nunca se confirmó, pero hay toda una teoría de que ellos dos estaban juntos y nunca pudieron admitirlo porque por contrato no se lo permitían. Y decir por contrato es igual decir que Simon Cowell no los dejaba. Básicamente porque querían mantener la imagen de “chicos lindos” para vender más.

Por mucho tiempo, las directioners creyeron que Harry y Louis estaban en una relación romántica pero nunca se confirmó.

Aunque eso es todo teoría, lo que sí está comprobado es que tenían 0 control sobre sus apariencias físicas. A Zayn, por ejemplo, le armaron un bardo bastante grande cuando se tiñó un mechón rubio sin autorización. Sumado a todo esto, varios de los integrantes de la banda contaron públicamente que sufrieron ataques de pánico y de ansiedad durante recitales y tours a causa de la presión.

Anoche en Twitter, los mellizos John y Edward Grimes aka Jedward, quienes también estuvieron bajo el ala de los jueces del programa de talentos, salieron a darle con todo a Simon. Dijeron que era un mafioso y que mientras los artistas ganaban muy poco, los que manejaban el show se llevaban toda la plata. Y, ¿sabés con qué quedaban los cantantes? Depresión, desórdenes alimenticios y ataques de ansiedad por la sobreexplotación y la presión constante.

Los mellizos John y Edward Grimes, también conocidos como Jedward.

En 2008 se filtró un fragmento del contrato de One Direction en donde una cláusula especificaba que no podían hacer declaraciones que dejaran mal parados al staff de The X Factor UK y, especialmente, a Simon Cowell. Ayer todo se confirmó en Twitter: los mellizos contaron que una vez les mandaron el contrato de 1D por accidente y que “legalmente postear contratos online los iba a llevar a la corte”, pero que supieron por muchos años la situación. “Niall! Liam! Louis! Zayn! Harry! Son sobrevivientes”, escribieron.

También aclararon que, tanto los integrantes de la boy band como las chicas de Little Mix, no podían hablar de estas cosas porque estaban legalmente “fucked” (cargados) por los contratos, pero que ellos no. Entonces iban a desenmascarar la situación sin importar las consecuencias.

Básicamente denunciaron que los de la discográfica controlaban cada paso que daban los artistas: no les daban privacidad, los obligaban a completar los tours aunque terminaran muertos de cansancio y que los alejaban de sus familiares y amigos para generarles una dependencia emocional con el entorno de famosos.

“Hemos escuchado todo tipo de historias en LA… La gente no sufre sobredosis, la mayor parte del tiempo es una puesta en escena. Se los acomoda en el baño o en la cama y los dejan ahí hasta que llaman a los servicios de emergencia”,

tuiteó Jedward.

En fin, el mundo se burló de las directioners tratándolas de locas y conspiranóicas. Pero terminó siendo que tenían razón. De esto podemos aprender dos cosas:

1. Esta tendencia de las bandas prefabricadas debería ir terminando porque vienen destruyendo jóvenes artistas desde antes de los ‘90.
2. Dejemos de subestimar a las fans solo porque en su mayoría son chicas adolescentes porque muchas veces tienen la posta.

Te dejamos acá el link al Twitter de Jedward para que puedas leer todo lo que escribieron y así no te perdés de nada.


Recomendaciones de FOMO

Moxie: marketing feminista que está mal pero no tan mal

Cine, Estrenos, Reseñas

La nueva ola del feminismo cobra cada vez más fuerza y, en una sociedad capitalista industrial, no sorprende a nadie que las marcas y las empresas se agarren de lo que puedan para vender más. Así es cómo tenemos remeras que leen “Girl Power” y “FEMINIST” puestas en las vidrieras de locales que sólo venden talle único.

Por esto, cuando Netflix publica una película sobre una adolescente que se rebela junto a sus amigas para denunciar el sexismo en el colegio, no es raro que surjan dudas. ¿Es realmente feminismo o sólo hicieron una película sobre esta temática porque vende?

Un punto para la película es que la directora, Amy Poelher, es mujer. Parece una trivialidad pero, es importante que una historia sobre empoderamiento femenino la cuente alguien que vivió las injusticias en carne propia. Distinta sería la cosa si un hombre viniera a contarnos lo que sufren las mujeres en el día a día, ¿no?

Amy Poelher en el set de grabación. FUENTE: Netflix

Moxie nos da los típicos elementos de una película que quiere evidenciar el patriarcado sacado en el que vivimos. Podemos ver mansplaining, condescendencia hacia las mujeres asumiendo que no saben lo que hacen o lo que sienten, burocracia que tapa el acoso, negación a decirle acoso al acoso, hombres interrumpiendo mujeres y cuando se les llama la atención dan vuelta las culpas, mujeres siendo tildadas de “emocionales” por expresar cosas que le molestan, y mucho más.

Aunque tampoco es que está todo perfecto y que Netflix se ganó el Premio al Aliadx Feminista del Año. La película tiene sus aspectos criticables. Entre ellos, la escena de la cena familiar. Sí, esa en donde Vivian le grita a su novio, a la madre y al novio de la madre y en donde toda su lucha por la igualdad queda cómo un capricho adolescente.

Pero cómo también tiene cosas buenas y acá no queremos pararnos de una en el lugar de haters, a continuación van un par de aspectos positivos a tener en cuenta.

Diversidad y representación o “por favor basta de hacer películas con todas personas que son iguales entre sí”.

Sí, la protagonista – Vivian- es una chica blanca hegemónica (osea, cumple con todas las características que conforman al concepto de belleza actual). Sin embargo, a lo largo de la película se muestran variedad de cuerpos, de etnias y de géneros. Partamos de la base que sus dos mejores amigas, Claudia y Lucy, son dos chicas racializadas. También podemos ver una chica con una discapacidad y también a CJ, una chica trans.

Pero no es que están puestas ahí sólo para cumplir “un cupo de diversidad”. Ninguna cumple un estereotipo de esos nefastos que estamos tan acostumbradxs a consumir en los medios. El personaje de la chica en silla de ruedas, aunque no aparece mucho, se nota que no está escrito para ser débil o para dar lástima. Todo lo contrario, ya que cada una de sus frases emana poder, independencia y fortaleza.

Vivian, (Hadley Robinson) y Lucy, (Alycia Pascual-Peña). FUENTE: Netflix

Así mismo, la mujer trans (que está interpretada por una actriz y activista trans = estrellita dorada para la película) no es “un chico disfrazado de mujer” cómo nos quisieron vender en otras películas. Está representada como una más del grupo y nos enteramos que es trans solo porque denuncia que no quieren respetar su cambio de nombre.

Lo más valioso de esto es que, cada personaje femenino está escrito con una personalidad definida más allá de su género, su color de piel o su cuerpo. Tienen profundidad y fuerza cómo seres humanos.

Por último, un detalle de oro, es que hay una girl band de punk rock compuesta por niñas de 12 años que cantan espectacular. Ver a pibas de esa edad tocando la batería o el bajo y saltando sacadas en un escenario es casi mágico. Honestamente, te hace llorar de orgullo por las generaciones futuras.

La banda de punk adolescente, «Linda Lindas».

Violencia hacia las mujeres ó “@directores dejen de romantizar las violaciones”

Si tuviéramos que hacer una lista con todas las películas o series que incluyen a una mujer “haciéndose más fuerte” después de ser violada o violentada por un hombre ó que tiene que vivir una revictimización constante, ¿cuantos blocks de hojas crees que necesitaríamos? Spoiler alert: MUCHOS.

Al parecer, para Hollywood la única manera de empoderar a una mujer es hacerla sobreviviente de un hecho horrible. En Moxie aparece una chica que fue víctima de, nada más y nada menos, el musculoso carilindo que tiene problemas para controlar sus impulsos: Mitchell Wilson. Pero la narrativa no la pone en lugar de pobre víctima, ni se regodean mostrando los signos de violencia ni en el juego de “le creemos o no le creemos”.

Emma, una porrista y ex del violento, denuncia de manera anónima que fue violada. Esto lo hace dejandole una nota a “Moxie”, la entidad feminista que se muestra a través de un fanzine que aparece en el baño del colegio. A partir de ahí, las chicas del grupo organizan y convocan a una manifestación en la puerta del colegio para mostrarle su apoyo.

Escena en donde Emma (Jospehine Langford) denuncia a su violador.

En medio del movimiento, Emma se para y cuenta lo que le pasó. Sin miedo. Sin vergüenza. Sin victimización. Sólo con enojo.

Ni una persona la cuestiona. Todas escuchan, le dicen que le creen y, cuando ella grita, todas gritan. Y nosotrxs, cómo espectadores, gritamos con ellas.

Pero la frutilla del postre es que, la directora Shelley, tras escuchar esto desde su oficina va inmediatamente al aula y se lleva al violador con ella. De esta forma, entendemos que sí o sí va a enfrentar consecuencias. Sin peros, sin excusas porque nadie pone en duda el testimonio de la chica.

Feminismo afrodescendiente o “es hora de darle crédito a quien se lo merece”

La película presenta como protagonista a Vivian, ya descrita arriba. Desde el comienzo vemos que no se cuestiona mucho, es una chica que acepta y baja la cabeza. Hasta que llega Lucy, una chica afrodescendiente y latina.

Lucy es una piba que quiere romper todo y con toda la razón. Es el primer personaje en marcar que hay cosas mal en el colegio. Es la primera que se refiere al acoso sin eufemismos, sin suavizarlo. Sabe expresar qué le molesta. Marca cuando la interrumpen, cuando la tocan sin su permiso. Ella sabe de lo que está hablando. Cuando Lucy aparece, Vivian se empiezan a cuestionar cosas y ahí arranca con la fanzine feminista.

Otro detalle no menor, es que las tres primeras personas en sumarse a la movida de pintarse estrellas y corazones en las manos para demostrar sororidad son chicas afrodescendientes. Esto no es casualidad, dice mucho de quienes mueven al feminismo en general y, en especial, en el contexto racista de Estados Unidos.

Los corazones y las estrellas simbolizan apoyo entre mujeres. FUENTE: Netflix

El feminismo no es blanco. El feminismo es interracial, interseccional y las mujeres afrodescendientes son una parte esencial en el mismo. Todas las mujeres racializadas lo son. En cuanto el movimiento social se incorporó a lo “mainstream”, se fueron lavando y silenciando las voces de aquellas mujeres menos privilegiadas que, paradójicamente, son las más importantes.

Si te interesa profundizar sobre activismo racializado, acá tenés más info para leer.

En fin, esta película es espectacular. Te da cosas para reír, para llorar, para gritar, para ir corriendo a abrazar a tu amigas y para salir a la calle a prender fuego cosas. Tomate dos horitas y mirala porque vas a terminar con la sensación de que podés con todo. Y sí, podés.


Recomendaciones de FOMO