Moxie: marketing feminista que está mal pero no tan mal

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La nueva ola del feminismo cobra cada vez más fuerza y, en una sociedad capitalista industrial, no sorprende a nadie que las marcas y las empresas se agarren de lo que puedan para vender más. Así es cómo tenemos remeras que leen “Girl Power” y “FEMINIST” puestas en las vidrieras de locales que sólo venden talle único.

Por esto, cuando Netflix publica una película sobre una adolescente que se rebela junto a sus amigas para denunciar el sexismo en el colegio, no es raro que surjan dudas. ¿Es realmente feminismo o sólo hicieron una película sobre esta temática porque vende?

Un punto para la película es que la directora, Amy Poelher, es mujer. Parece una trivialidad pero, es importante que una historia sobre empoderamiento femenino la cuente alguien que vivió las injusticias en carne propia. Distinta sería la cosa si un hombre viniera a contarnos lo que sufren las mujeres en el día a día, ¿no?

Amy Poelher en el set de grabación. FUENTE: Netflix

Moxie nos da los típicos elementos de una película que quiere evidenciar el patriarcado sacado en el que vivimos. Podemos ver mansplaining, condescendencia hacia las mujeres asumiendo que no saben lo que hacen o lo que sienten, burocracia que tapa el acoso, negación a decirle acoso al acoso, hombres interrumpiendo mujeres y cuando se les llama la atención dan vuelta las culpas, mujeres siendo tildadas de “emocionales” por expresar cosas que le molestan, y mucho más.

Aunque tampoco es que está todo perfecto y que Netflix se ganó el Premio al Aliadx Feminista del Año. La película tiene sus aspectos criticables. Entre ellos, la escena de la cena familiar. Sí, esa en donde Vivian le grita a su novio, a la madre y al novio de la madre y en donde toda su lucha por la igualdad queda cómo un capricho adolescente.

Pero cómo también tiene cosas buenas y acá no queremos pararnos de una en el lugar de haters, a continuación van un par de aspectos positivos a tener en cuenta.

Diversidad y representación o “por favor basta de hacer películas con todas personas que son iguales entre sí”.

Sí, la protagonista – Vivian- es una chica blanca hegemónica (osea, cumple con todas las características que conforman al concepto de belleza actual). Sin embargo, a lo largo de la película se muestran variedad de cuerpos, de etnias y de géneros. Partamos de la base que sus dos mejores amigas, Claudia y Lucy, son dos chicas racializadas. También podemos ver una chica con una discapacidad y también a CJ, una chica trans.

Pero no es que están puestas ahí sólo para cumplir “un cupo de diversidad”. Ninguna cumple un estereotipo de esos nefastos que estamos tan acostumbradxs a consumir en los medios. El personaje de la chica en silla de ruedas, aunque no aparece mucho, se nota que no está escrito para ser débil o para dar lástima. Todo lo contrario, ya que cada una de sus frases emana poder, independencia y fortaleza.

Vivian, (Hadley Robinson) y Lucy, (Alycia Pascual-Peña). FUENTE: Netflix

Así mismo, la mujer trans (que está interpretada por una actriz y activista trans = estrellita dorada para la película) no es “un chico disfrazado de mujer” cómo nos quisieron vender en otras películas. Está representada como una más del grupo y nos enteramos que es trans solo porque denuncia que no quieren respetar su cambio de nombre.

Lo más valioso de esto es que, cada personaje femenino está escrito con una personalidad definida más allá de su género, su color de piel o su cuerpo. Tienen profundidad y fuerza cómo seres humanos.

Por último, un detalle de oro, es que hay una girl band de punk rock compuesta por niñas de 12 años que cantan espectacular. Ver a pibas de esa edad tocando la batería o el bajo y saltando sacadas en un escenario es casi mágico. Honestamente, te hace llorar de orgullo por las generaciones futuras.

La banda de punk adolescente, «Linda Lindas».

Violencia hacia las mujeres ó “@directores dejen de romantizar las violaciones”

Si tuviéramos que hacer una lista con todas las películas o series que incluyen a una mujer “haciéndose más fuerte” después de ser violada o violentada por un hombre ó que tiene que vivir una revictimización constante, ¿cuantos blocks de hojas crees que necesitaríamos? Spoiler alert: MUCHOS.

Al parecer, para Hollywood la única manera de empoderar a una mujer es hacerla sobreviviente de un hecho horrible. En Moxie aparece una chica que fue víctima de, nada más y nada menos, el musculoso carilindo que tiene problemas para controlar sus impulsos: Mitchell Wilson. Pero la narrativa no la pone en lugar de pobre víctima, ni se regodean mostrando los signos de violencia ni en el juego de “le creemos o no le creemos”.

Emma, una porrista y ex del violento, denuncia de manera anónima que fue violada. Esto lo hace dejandole una nota a “Moxie”, la entidad feminista que se muestra a través de un fanzine que aparece en el baño del colegio. A partir de ahí, las chicas del grupo organizan y convocan a una manifestación en la puerta del colegio para mostrarle su apoyo.

Escena en donde Emma (Jospehine Langford) denuncia a su violador.

En medio del movimiento, Emma se para y cuenta lo que le pasó. Sin miedo. Sin vergüenza. Sin victimización. Sólo con enojo.

Ni una persona la cuestiona. Todas escuchan, le dicen que le creen y, cuando ella grita, todas gritan. Y nosotrxs, cómo espectadores, gritamos con ellas.

Pero la frutilla del postre es que, la directora Shelley, tras escuchar esto desde su oficina va inmediatamente al aula y se lleva al violador con ella. De esta forma, entendemos que sí o sí va a enfrentar consecuencias. Sin peros, sin excusas porque nadie pone en duda el testimonio de la chica.

Feminismo afrodescendiente o “es hora de darle crédito a quien se lo merece”

La película presenta como protagonista a Vivian, ya descrita arriba. Desde el comienzo vemos que no se cuestiona mucho, es una chica que acepta y baja la cabeza. Hasta que llega Lucy, una chica afrodescendiente y latina.

Lucy es una piba que quiere romper todo y con toda la razón. Es el primer personaje en marcar que hay cosas mal en el colegio. Es la primera que se refiere al acoso sin eufemismos, sin suavizarlo. Sabe expresar qué le molesta. Marca cuando la interrumpen, cuando la tocan sin su permiso. Ella sabe de lo que está hablando. Cuando Lucy aparece, Vivian se empiezan a cuestionar cosas y ahí arranca con la fanzine feminista.

Otro detalle no menor, es que las tres primeras personas en sumarse a la movida de pintarse estrellas y corazones en las manos para demostrar sororidad son chicas afrodescendientes. Esto no es casualidad, dice mucho de quienes mueven al feminismo en general y, en especial, en el contexto racista de Estados Unidos.

Los corazones y las estrellas simbolizan apoyo entre mujeres. FUENTE: Netflix

El feminismo no es blanco. El feminismo es interracial, interseccional y las mujeres afrodescendientes son una parte esencial en el mismo. Todas las mujeres racializadas lo son. En cuanto el movimiento social se incorporó a lo “mainstream”, se fueron lavando y silenciando las voces de aquellas mujeres menos privilegiadas que, paradójicamente, son las más importantes.

Si te interesa profundizar sobre activismo racializado, acá tenés más info para leer.

En fin, esta película es espectacular. Te da cosas para reír, para llorar, para gritar, para ir corriendo a abrazar a tu amigas y para salir a la calle a prender fuego cosas. Tomate dos horitas y mirala porque vas a terminar con la sensación de que podés con todo. Y sí, podés.


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